sábado, enero 14

La mano dura de Tom Wolfe

PERFILES. La novela "La hoguera de las vanidades" lo convirtió en un ícono de la literatura estadounidense. Cada obra suya es presentada como un acontecimiento, más allá de sus méritos. El Comercio lo ubicó hace unas semanas en un encuentro para periodistas en Boston.

POR DAVID HIDALGO VEGA

Tom Wolfe es un dandy con yeso. Tiene el estilo de vestir de un gángster de la era de Al Capone: el costoso traje de color crema contrasta con la camisa azul, los zapatos claros y cómodos le dan un aire de desenfado que acentúa su elegancia. Es la tenida clásica de Wolfe, la que luce en todas las fotografías de entrevistas en diarios o revistas, la que aparece en la solapa de sus libros. Debe tener decenas de trajes como ese en su ropero. No es un tipo sobrio. Al contrario, parece disfrutar el destello que emana de su tenida, como una estrella de rock pesado luciría el último tatuaje sangriento sobre la piel. Usualmente completa el efecto con un bastón a la antigua o un sombrero de Panamá, de los que adornan su estudio en Manhattan, pero esta vez lleva un vistoso guante medicinal que cuelga de su cuello con una banda de tela. Incluso con ese artefacto nada elegante, el escritor sabe manejarse con estilo, hasta hace bromas, aunque sea evidente que le fastidia presentarse así.

¿Qué le pasó realmente en la mano?- le pregunto. Minutos antes, ante un auditorio de periodistas, ha ensayado una broma acerca de un percance que casi lo libra de enfrentarse a un interrogatorio. Ahora la matiza.
-Según las técnicas del nuevo periodismo, te contaría que fui atacado con un martillo y me defendí con el brazo -bromea simulando una pelea-. Pero en realidad tuve un problema en los tendones de la mano. El médico ordenó que me pusiera esto. Ya estoy mejor, pero es muy doloroso.
No es la primera vez que sufre un problema parecido. Cuando estaba escribiendo su última novela, "Yo soy Charlotte Simmons"--publicada a fines del 2004--, un dedo magullado truncó su primera experiencia de escribir un libro en computadora. Tuvo que terminarlo a mano. "Podría ser la última novela escrita de ese modo", le dijo a un reportero británico que llegó a visitarlo a lo que describiría como un departamento "extravagantemente hermoso".
Wolfe es extravagante en varios sentidos. El Sherman McCoy de "La hoguera de las vanidades" --está dicho-- usa trajes claros y es un escritor. El observador que recorrió el mundo beatnik para su novela "Ponche de ácido lisérgico", el que reveló el mundo de los astronautas en "The Righ Stuff", o el de los magnates corporativos en "Todo un hombre", parece sentirse por encima del bien y del mal. Una vez le preguntaron qué lo empujaba a escribir y dijo que solo pudo encontrar una respuesta en la Biblia presbiteriana: "La primera pregunta es: ¿Quién creó el cielo y la tierra? La respuesta es Dios. La segunda pregunta es ¿Por qué? La respuesta es interesante: "Para su propia gloria". Así que usé esa respuesta. Probablemente fue una respuesta más honesta que la mayoría". Ahora, ante el ambiente liberal de Harvard, Wolfe exhibe esa vanidad de autor consagrado que a unos seduce y a otros irrita.

PALABRAS CONSAGRADAS
El presentador fracasa en disimular sus nervios para presentar al escritor, pero el auditorio de mil reporteros y escritores estadounidenses se muestra complaciente. No es fácil dar pie a un hombre con esa fama. De hecho, el ingreso de Wolfe se parece al de un artista, más que al de un escritor. El hombre está parado detrás de todas las sillas, donde nadie puede verlo. Cuando mencionan su nombre, inicia el camino hacia el estrado en medio de aplausos. Es una entrada histriónica y calculadamente triunfal. Solo falta la música. El hombre sabe qué terreno pisa. No hace mucho, en otra de sus polémicas mediáticas, Wolfe acusó a la inteligencia liberal de Nueva York --de EE.UU. en general-- de estar despistada respecto a lo que pasa en su país. Y ahora debe dar una charla magistral en un ambiente marcadamente liberal. Se me ocurre la imagen del lobo en la boca de otro lobo.
'Me alegra que haya mucha gente interesada en el periodismo narrativo, pero me gustaría que hubiera más lectores", ironiza de entrada. El hombre sabe ganarse a su auditorio. Sabe ponerse en el lugar de un colega que habla para otros colegas. Uno de sus recursos es el tópico de que "la imaginación de un novelista es inútil frente a lo que va a leer en el periódico al día siguiente". Hay argumentos de la realidad, dice el escritor, que ya hubieran querido varios de los más audaces contadores de historias. "(El caso de) Paris Hilton es un ejemplo. No creo que ningún novelista hubiera escrito sobre la heredera de un imperio económico que cobra miles de dólares (por su presencia) gracias a haber aparecido en un video pornográfico. Eso desafía la imaginación de cualquier novelista', señala. El auditorio se carcajea.
Wolfe intenta entonces una exhibición de su célebre capacidad para leer las actitudes de su sociedad. 'Su éxito -dice sobre la dislocada heredera Hilton-- representa una de las mayores historias en América: la antimoralización de la actividad sexual. Ahora, hay una sola actividad sexual considerada inmoral: la pedofilia. Todo lo demás vale'. Que toque el tema con ese aire de autoridad parece una jugada de viejo zorro. Se supone que él conoce de lo que habla porque, hasta donde indica la propaganda, ha pasado los cuatro últimos años investigando las veleidades de los universitarios ricos para construir los personajes de 'Yo soy Charlotte Simmons'.
En la novela, la protagonista es una joven pueblerina que llega a una universidad de élite, Dupon University. Allí ve confrontada su educación tradicional con personajes envueltos en un carnaval de sexo, drogas y otros relajos. Al final es seducida por ese ambiente. El libro ha tenido éxito de ventas, como se espera de una obra de Wolfe. Incluso ha regresado a la lista de best sellers de National Campus, casi un año después de su aparición. Pero la crítica ha sido despiadada. Ha dicho poco menos que su novela es tan superficial como un guion de la serie juvenil "Beverly Hills" o un proyecto de película perfecto para Britney Spears.
El autor, por el contrario, parece pensar que ha dado otro batacazo. "Este es un momento extraordinario en la historia de una nación", dice ahora a quienes le escuchan en esta tarde tan fría como esas críticas. Tiene una mano enyesada y esta sería una ocasión única para que sus detractores le devuelvan algo de la ironía que él suele destilar. Una ocasión para satirizar su manera de escribir. Hay voces que se han burlado de su estilo de una manera lacerante. El escritor John Irving ha dicho en palabras más crudas que Wolfe apenas si sabe escribir. El no menos famoso John Updike escribió en el "New York Times" que el libro "Todo un hombre", la anterior novela de Wolfe, "ni siquiera es literatura de la más modesta aspiración". Pero el ataque más filudo vino de Norman Mailer, otro gigante de la narrativa norteamericana. "(Leer a Wolfe) es como ser seducido por una mujer de 300 libras. Una vez que llega a la cima, o te enamora o te asfixia", dijo el autor de "Los desnudos y los muertos". Wolfe, rápido para la respuesta, los etiquetó como "Los tres chiflados".

TODO UN PROFETA
Un año antes, en este mismo encuentro, le escuché al propio Mailer una diatriba corrosiva contra la guerra en Iraq. Que Tom Wolfe esté parado en su lugar es casi igual de irónico. Espero, como varios, que Wolfe suelte ese discurso suyo sobre la guerra de Iraq, que alguna vez ha llamado "la excursión". Que diga algo de las simpatías que guarda hacia Bush, casi como una respuesta a la sátira de Mailer. No lo hace. No le voy a escuchar decir cosas como que: "Estamos viviendo en la Roma del siglo XXI [...] Este ha sido el siglo americano y no veo por qué el siglo XXI no pueda seguir siéndolo", según declaró a una publicación académica. Está claro que el tema político no va a estar en la agenda de hoy.
Wolfe insiste en dar unos consejos para periodistas que se creen escritores. El llamado padre del Nuevo Periodismo no cree en Internet. Él, que hasta hace poco escribía sus novelas a máquina, asegura que la red no ha traído nada revolucionario al mundo de los escritores y, menos aun, de los lectores. "¿Quién quiere leer en una pantalla de vidrio?", se pregunta este autor septuagenario que se resiste a la fatiga de escribir historias de más de 600 páginas. Más risas del auditorio. Una reportera joven le preguntará en unos minutos si los web logs, esos diarios virtuales que pueden ser publicados por cualquiera, podrían hacer una revolución. "Tendrían que ser muy interesantes. A lo mejor así podrían", responde el escritor.
Cuando la charla ha terminado, me provoca repetir algunas preguntas. Wolfe contesta con esa elegante amabilidad que puede ser sarcástica si no la sabes dominar. Le pregunto si cree que el periodismo está en crisis a raíz de casos como el de Judith Miller o Jason Blair y me responde que, de haberlo creído, no estaría aquí. Le pregunto que si todavía suscribe lo del nuevo periodismo y me dice que la receta es válida: una dosis de escenas, diálogos, detalles y opinión.

¿Qué está escribiendo ahora?
-Estoy trabajando en algo sobre la inmigración. Tú sabes, este es un país de inmigrantes. Y siguen llegando desde Rusia, Medio Oriente, de todos lados. Será una gran historia.

Su hija lo espera. Debe irse. Esta tarde ha firmado demasiados autógrafos y la mano derecha le pesa. La necesita para defenderse, no puede parecer débil. Nunca se lo permitiría.

5 Comments:

Blogger Unknown said...

que bueno que recuperes tu blog. saludos.
f.

17 de enero de 2006, 12:39 a.m.  
Blogger ::Mónica Mundis:: said...

Hi David actualiza tu blog!

26 de junio de 2006, 12:39 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

Buenas, tocayo.
Te encontré buscándome en internet.
Yo también me llamo David Hidalgo, y además es curioso pero elegí el mismo diseño para mi blog.
Buen trabajo, los artículos son muy interesantes.

Desde la otra orilla, afectuoso:

David Hidalgo Vernalte

28 de junio de 2006, 9:19 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Hola David, nunca encontré ni el ID ni la clave de mi blog, así que creé otro, échale un ojo y luego me dices que tal está. El tuyo está con buen contenido, como siempre.
un abrazo
http://romafotografia.blogspot.com

7 de mayo de 2007, 4:49 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

Buen blog, actualìzalo.
Saludos
J

23 de diciembre de 2008, 6:51 a.m.  

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