martes, diciembre 21

Heyerdahl vuelve a la mar

KON-TIKI RENACE. El nieto del legendario Thor Heyerdahl se embarcará en otra balsa, la Tangaroa, 60 años después de la hazaña mundial que unió el Callao con la Polinesia. La nueva balsa será más moderna: tendrá una vela más grande y conexión a Internet

David Hidalgo


El muchacho es larguirucho e imberbe, lo menos parecido a lo que sugiere su apellido. Se diría que ni siquiera ha visto Indiana Jones. Olav Heyerdahl tiene la pinta de universitario relajado, de esos que no se preocupan por quién pagará las boletas de fin de mes. En realidad es un profesional de 27 años. "Yo escogí una vida absolutamente diferente a la de mi abuelo", dice el muchacho. Su currículo de ingeniero civil tiene una mención de especialidad en carpintería. Hasta hace unos meses estaba estudiando un curso en Sudáfrica. Cuando está en su país, se dedica a la construcción de casas. Lo más cercano que ha estado hasta ahora de las aventuras legendarias de su abuelo han sido los correteos que daba en los pasillos del Museo Kon-Tiki, de Oslo, donde se conserva un modelo de la balsa original. "A veces me imaginaba montado encima en viajes increíbles", confiesa Olav. De pronto ya no tuvo que imaginar más y se metió en el proyecto de repetir ese viaje a través del Océano Pacífico. Cabría decir que las aguas saladas llaman, como la sangre.
Ocurre que de todos los exploradores y aventureros que han recalado por el Perú, el que más simpatías despertó siempre fue Thor Heyerdahl, quizás porque fue el único que logró su meta. Entre los ilusos que cada cierto tiempo llegan -mapa en mano- en busca de la ciudadela del Paititi y quienes por temporadas alborotan la leyenda del tesoro de Catalina Huanca, nadie pudo mostrar nunca resultados mínimamente convincentes. Heyerdahl, en cambio, zarpó desde el escepticismo en el Callao -en abril de 1947- con la idea de probar que se podía llegar a la Polinesia, como cuatrocientos años atrás pudo suceder con el inca Túpac Yupanqui, según versiones recogidas por los cronistas de la Conquista. Tras 101 días de peripecias en medio del océano, el explorador noruego bautizó su teoría al encallar en una isla del archipiélago de Tuamotu. Su fama estalló en todo el planeta. Fue como si hubiera descubierto un continente. El libro con sus relatos del viaje fue devorado por sus fanáticos.
Casi sesenta años después, el apellido vuelve a las costas peruanas con gran atención mediática. "Kon-Tiki navegará de nuevo con un giro moderno", despachó la cadena noticiosa estadounidense CNN hace un par de meses desde Noruega. La época necesita románticos y la fórmula promete. Al mediodía de ayer varias agencias noticiosas informaron desde Lima que la tercera generación Heyerdahl había hecho oficial su reto desde la misma ciudad en la que el noruego más famoso del mundo inició su aventura más osada.

NUEVA TRIBU
El impulsor de este viaje es Torgeir Higraff, un periodista noruego que ha decidido dejar los temas políticos para embarcarse en este 'remake' casi cinematográfico. En los años noventa, Higraff recorrió varios países de Latinoamérica como corresponsal. "Me interesó comprobar que la cultura es muy semejante, desde México hasta Perú", comenta. Hace ocho años tuvo la ocurrencia de mandar las formalidades al tacho y realizar la misma peripecia que su famoso compatriota. "Pero la guerra entre el Perú y Ecuador me impidió realizar el proyecto. Me decían que la gente de ambos países estaba muy dividida y no aceptarían colaborar unos con otros". Tuvo que dejar la idea para mejores tiempos.
El esfuerzo de ahora lleva dos años. En ese lapso, ha contactado a gente cercana a Thor Heyerdahl, tanto para conocer detalles de sus expediciones como para empaparse de un clima propicio. Uno de los involucrados es precisamente Anders Berg, fotógrafo y documentalista que trabajó durante veinte años con el explorador. Años después de su hazaña, Berg realizó el documental cuyo título iba a convertirse en el sobrenombre de Heyerdahl en los círculos de aventureros del mundo: "The Kon-Tiki Man".
"Thor era una aventura en sí mismo, te impresionaba con sus historias. Pero nunca se me ocurrió que yo podría participar en una", confiesa. Una de sus inspiraciones fue el registro en película que el propio Heyerdahl realizó durante el viaje de la balsa, que en 1951 recibió un premio Óscar. Para esta segunda expedición, Berg quiere registrar la travesía con su propio pulso. La nave llevará el equipo necesario para editar las imágenes y enviarlas por satélite a todo el planeta. "Hasta podremos conectarnos a Internet, de modo que la gente podrá seguir nuestra trayectoria en todo momento".
El tema de la trayectoria todavía es espinoso por ahora, pues el equipo todavía no tiene piloto ni experto en navegación. Hasta la fecha, aseguran, han recibido 200 cartas de postulación de Estados Unidos, Alemania, Australia y Canadá. Ya entrevistaron personalmente a 12 de los aspirantes. La decisión no está tomada. "Necesitamos una persona que además de conocimentos marítimos sepa algo de embarcaciones antiguas, algo de tecnología para manejar los equipos que tendremos; en fin, alguien muy preparado", indica Higraff. Todavía no les llega una solicitud del Perú, pero un marino nacional ya puso su cuota: "El contralmirante Casaretto, quien sabe mucho del tema de la Kon-Tiki y alguna vez conoció personalmente a Thor, nos ha ofrecido toda su colaboración".

LA TANGAROA
El nombre de la nueva embarcación proviene de cierto personaje mítico de la Polinesia al que se atribuye el dominio del mar. El señor de las aguas. Pero el cambio más importante estará en la balsa misma. "Cuando Thor construyó la Kon-Tiki lo hizo según los conocimientos que se tenía de la técnica artesanal de los antiguos peruanos. En los años siguientes descubrió nuevas cosas que nosotros vamos a aplicar en esta balsa", explica Higraff.
Un cambio clave es el de las quillas de dirección. "En la Kon-Tiki no tenían posibilidad de levantar la quilla para modificar el rumbo. Por eso, cuando llegaron al archipiélago no pudieron evitar el choque. Nosotros colocaremos un sistema de nueve quillas, con un timón más maniobrable. Así podremos sortear los escollos y seguir un poco más". Por lo pronto, los 8.500 kilómetros ya son un reto. Hasta se han hecho a la idea de pasar por zonas de tiburones como el de la famosa foto que hizo fantasear a los fanáticos de la Kon-Tiki.
La Tangaroa será de mayores proporciones ligeramente mayores que su antecesora: un metro más que los 8 metros de largo por 14 de largo. Más notorio será el cambio en las dimensiones de la vela, que de los 30 metros cuadrados usados originalmente pasará a 60 metros cuadrados. "Estudios posteriores a la Kon-Tiki determinaron que esa pudo ser la medida de las velas usadas por las embarcaciones de Túpac Yupanqui", comenta Higraff. Con modificaciones como esas puede que el trayecto no sea más placentero, pero sí algo más seguro.
El trío calcula que el viaje les tomará el mismo tiempo que al abuelo de Olav: cien días, más o menos. A pesar de las nuevas condiciones en que harán la travesía, el riesgo es considerable, al punto que la madre de Olav fue la primera en oponerse -al menos al principio- por muy nieto que fuera de Thor Heyerdahl. Al final, una mano del padre del muchacho, quien lleva el mismo nombre del dios escandinavo, ayudó a manejar la situación. "Ahora que estoy metido en esto comprendo mejor lo excitante que fue la vida de mi abuelo", dice Olav. No se veían demasiado, apenas dos veces al año. Una de esas ocasiones fue cuando Olav tenía 13 años y lo visitó en Túcume, en Chiclayo. Ahora que viene solo ha vuelto a sentir esa emoción.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

LO MAXIMO....SIEMPRE LO DIRE....ERES EL MEJOR DE TODOS...EL MEJOR DE TU GENERACION...EL ORGULLO DE SAN MARCOS Y DE TUS AMIGOS..Y AMIGAS...ESAS QUE NO TE OLVIDAN....
FELICITACIONES.

14 de diciembre de 2005, 5:47 p.m.  

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